Gustavo Tovar Arroyo: Autocrítica y protesta…

Gustavo Tovar Arroyo: Autocrítica y protesta…

Tovar, el panfletista

Me acusan de panfletista y quizá lo sea, a estas alturas poco importa, en todo caso soy tan sólo un fragmento de la indignación que a coro gritamos los venezolanos ante la hecatombe madurista.
No soy analista político ni aspiro serlo. En este momento son inútiles los análisis, aburren, es hasta lunático escarbar cifras, disecar atrocidades o escudriñar políticas públicas.
Estamos ante un desquiciado, no hace falta ser muy sesudo para saber hacia dónde conduce al país. Tampoco hace falta ser un erudito para entender qué hay que hacer.
Hay que utilizar el supremo recurso de la rebelión, como señala el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,contra la tiranía y la opresión, protestar en la calle, con el voto, escribiendo, componiendo canciones, gritando, mentando madres, como sea, pero protestar contra quienes quieren acabar contigo, conmigo, con todo.
Si hacerlo nos convierte en panfletarios, lo somos con orgullo. La historia dignificará nuestro grito y nuestra acción.
Somos los rebeldes, estamos en resistencia.
¿Votos o conciencias?
La furia que sentimos es racional, acaso humana, demasiado humana, pero racional. Somos ciudadanos, aspiramos vivir en un país no en un manicomio. Para lograrlo hay que organizar nuestra indignación, enfocarla hacia objetivos liberadores y luchar.
El voto es un método de lucha muy importante, pero no el único. Basta de espejismos y de cálculos políticos, ganemos conciencias no electores solamente. Si no lo hacemos nuestro país jamás cambiará.
Que nada silencie nuestra voz, no seamos comparsas útiles de la infamia. Rebelémonos, no debemos avergonzarnos por hacerlo.
Nos han impuesto una guerra -¿quién lo duda?-, pero la venezolana es una guerra vanidosa, sin lucha, sin movilización, sin desgarraduras políticas ni morales.
Nadie arriesga. Se ha perdido la pasión y el idealismo de los grandes espíritus que han fundado naciones y civilizaciones, mientras tanto el país se devasta.
¿Dónde están los Miranda, Jefferson, Churchill o Betancourt de la época? ¿Dónde están la locura y el frenesí necesarios para vencer la tiranía y fundar una nación digna?
La única derrota real que sufrió Chávez en tiempos de su satrapía se la propinaron los jóvenes del movimiento estudiantil. Votaron pero defendieron el voto, arriesgaron, estuvieron dispuestos a dar la vida por Venezuela.
Nadie los empujó, había locura y frenesí, idealismo y pasión: había conciencia.
Vencieron…
Roedores de libertad
No niego mi desdén por aquellos timoratos opositores que le tienden la mano al usurpador, Nicolás Maduro, y hasta lo llaman “presidente”. Son cínicos.
En su fuero interno lo detestan, saben que se trata de un estafador, que violó la voluntad popular y cometió un innegable fraude electoral, que su presencia es una traición a Venezuela -por su sumisión al régimen comunista de los Castro-, que su habilitado autoritarismo demolerá al país, y sin embargo lo ennoblecen con oportunistas concesiones verbales.
Una dictadura se combate como una dictadura. No caben insinuaciones ni indirectas, mucho menos espejismos. El tiempo apremia.
Nos asaltan, encarcelan, persiguen, expropian, entregan el país y nuestras riquezas al régimen cubano, toman las instituciones públicas, golpean a nuestros diputados, los chantajean y extorsionan, violan la Constitución, desconocen los derechos humanos y acaban con el estado de derecho, ¿qué más se necesita para calificar al régimen como lo que es y para combatirlo como merece?
Sean coherentes, traten a Maduro como el traidor que es, no calculen ni cedan.
Maduro sume al país en un pantano de heces, no apestemos con él, no seamos las ratas hambrientas de una democracia que nos es negada y ofrecida en fermentadas migajas.
Hay que rebelarse, ya no es un tema político, es un tema ético.
No seamos roedores de la libertad.
 
La historia nos llama
Algunos voceros ruegan que “pasemos la página” y que dignifiquemos la usurpación con nuestro lenguaje y sumisión ciudadana. Yo no lo haré y te ruego que tú tampoco lo hagas.
Desconfía de quienes sugieren rendición, no permitas que coloquen tu cuello en la guillotina de la inmoralidad.
Estás vivo, estamos vivos, somos mayoría, el verdugo delira de pánico, nos teme, unamos nuestras fuerzas a aquél o aquellos que están dispuestos a abolir la dictadura en nuestro país.
Es tiempo de próceres no de líderes y en el despelote venezolano el único prócer de tu libertad serás tú.
Que haya locura, frenesí, idealismo y pasión, que haya conciencia en ti.
La historia te llama: protesta…
 @tovarr