Victor Vielma Molina: La revolución y sus pompas fúnebres

Victor Vielma Molina: La revolución y sus pompas fúnebres

La cúpula roja ya no recuerda que tiene 15 años terrestres en el poder. Que son  más de 5 mil 480 días siderales envejecimiento sin llegar a añejarse.  Y no termina por entender que el sistema socialista, en lo político, social y económico, fracasó en el mundo. Parecieran no visualizar, que la grave crisis político-económica que les estalla en la cara, anuncia  el fracaso del socialismo en Venezuela. Porque, como siempre, este arruina a los países.  Así lo dice la realidad y lo infirió Ludwing von Mises, cuando dijo en 1922: “el socialismo no tiene cálculo económico.”

El cuerpo político de la revolución llega al  estertor, se agrieta, pide oxígeno; pero sus pulmones están colapsados por la corrupción, el fracaso y la división. Su organismo está viviendo de manera artificial con el aparato del Estado, el clientelismo  y las “bondades” de su demagógica propaganda política, que ya no convence. Este es su espectáculo y su thriller. Pero todo esto la empuja hacia el abismo. La crisis político-económica que ha desatado, no solo es grave, la hiere de muerte y la autoaniquila.

Sus recientes leyes, que siendo producto de la ley habilitante, se pretenden orgánicas y, por ilegalidad de origen, se hacen inconstitucionales. Así nace la Ley de Precios Justos; además de traer más tragedia a los venezolanos, frenará la producción;  pues, por añadidura, generará más conflictos, cerrará empresas, producirá desempleo, ahuyentará inversiones, provocará expropiaciones, represión y presos. Para agregar algo más, al asedio de 15 años de invasiones, expropiaciones y quiebras económicas realizadas contra el sector  empresarial e industrial, desde 1999 al presente. Parece que el gobierno quisiera perder el poder y por ello “le está poniendo la pelota de bombita” a la oposición. Pero desengañémonos, sus incongruentes e inconstitucionales leyes, sólo huelen a provocación y gendarmería represiva.





El Gobierno no entiende que el país desaprueba la doblez política, el desencuentro, la anarquía y el caos. El pueblo quiere organización, unidad y claridad en la búsqueda de objetivos.  Los venezolanos han ido capoteando el temporal durante  más de 131 mil 500 horas. De tal manera, han experimentado la caída de la esperanza, de sus oportunidades y el derrumbe de sus libertades democráticas. La gente ha sentido y siente, cada día más, que el poder adquisitivo de su salario no le alcanza para satisfacer sus necesidades.  Así ve, como en su quehacer diario, su nivel de vida se degrada, casi geométricamente. Y llega al descontento, cuando tiene que perder tiempo y dinero en las interminables colas a las puertas de supermercados, para solo llevarse la frustración de no encontrar artículos de primera necesidad. Además de saber, que su existencia corre peligro, porque la revolución no garantiza su seguridad ni en la casa ni en la calle. Pero cuidado, para un pueblo indignado no hay fuerza armada gobiernera ni colectivo armado ni Tupamaro que valga.

Ahora, el gobierno para tratar de invisibilizar la crisis y distraer la atención, ha creado su thriller revolucionario. Así, desde el suspenso y echándole la culpa de sus fracasos a los medios de comunicación, amenaza con radicalizar, mediante sus acostumbradas y desacertadas andanzas político-económicas, a los pocos empresarios e industriales que quedan. Y, entre otras aberraciones, la cúpula roja, que pareciera tener conciencia de “aguantador”, trata de ocultar la crisis y a todo lo que se ha llevado la corrupción. Tal como las extrañas transferencias y operaciones realizadas desde el alto gobierno, el gabinete económico  y el BCV que propiciaron los sonados y vergonzosos casos de: las cuentas cifradas, los bonos  Brady, el caso Bandes, el Fondo Chino, la desaparición del oro y de diferentes sumas en dólares. Los recursos y las divisas se fueron por rutas licenciosas, secretas y revolucionarias. Y ahora para colmo, se suma el escandaloso robo a CADIVI que supera la gigantesca suma de 30 mil millones de dólares, ahora dicen que: “fueron unos infiltrados”. Estas son apenas, unas de las tantas pompas fúnebres, que pesará sobre el prematuro ocaso del Socialismo del siglo XXI.

 

Víctor Vielma Molina/Educador/ victormvielmam@gmail.com