Desconectar para conectar: cómo gestionar la relación de los hijos con la tecnología

Desconectar para conectar: cómo gestionar la relación de los hijos con la tecnología

Family including kids (8-9) texting at dinner table --- Image by © Hiya Images/Corbis
Hiya Images/Corbis

En una conferencia sobre Generación NINI, gran parte del público -en su mayoría padres- coincidía en una preocupación: la relación de los jóvenes con la tecnología. En mis charlas con jóvenes siempre formulo la misma pregunta: cuántos de ellos en algún momento del día apagan su teléfono móvil. No hay manos levantadas en la gran mayoría de los casos. Cuando interrogo porqué, las respuestas son llamativas y variadas: “¡Por si pasa algo!”, “para estar conectado”, “por si acaso…”

Chupete de la post modernidad, ninguno sabe porqué pero lo necesita. Cual objeto transicional, la hiperconectividad los protege de la soledad y el desamparo:siempre hay alguien o algo del otro lado. No es para despertarse que no lo apagan: creo que es por miedo a dormirse, y a quedarse solos con ellos mismos.

LA VIRTUALIDAD PROPONE UN ENCUENTRO FICTICIO CON UN OTRO QUE FUNCIONA COMO ANALGESIA EMOCIONAL





Hiperconectados, se pierden el maravilloso deleite de imaginar. De soñar despiertos. De crear.

Un paciente, adolescente me hablaba de un compañero del colegio diciéndome “lo solo que estaba,porque tiene apenas quince amigos en su muro”. El, en cambio, tiene casi quinientos. La acumulación tranquiliza, ver que hay mucho de algo da la sensación de alivio, todavía queda comida suficiente en la despensa, no tendremos hambre.

LOS “AMIGOS VIRTUALES” SON EN REALIDAD LA ILUSIÓN DE LA PERTENENCIA. LA HIPERCONEXIÓN ENGAÑA

Tips para padres: decálogo para el uso saludable de la tecnología

Recordemos que los tiempos cambiaron y no hay que pelearse con lo nuevo. El problema se presenta cuando la vía virtual suplanta otras que tienen que ver con el encuentro genuino. Si la virtualidad es trampolín al mundo real, bienvenida sea, si en lo virtual permanece estamos en problemas.

1-Uso de telefonía celular:

Tiene sentido que un pequeño utilice un teléfono móvil a partir de que logre una mínima y creciente autonomía respecto a los adultos. ¿Qué lógica tiene que tenga un teléfono si permanentemente hay un mayor que lo cuida? Sugiero también, en países en donde la seguridad es materia pendiente, que los primeros celulares para chicos pequeños no sean de alta gama. Necesitamos que puedan llamarnos si lo requieren. No es necesaria una foto de 20 megapíxeles desde el teléfono, ni mucho menos una selfie que los distraiga en su andar por la vía pública.

2- Edades

Según investigaciones recientes la relación entre las edades y el uso de estímulos tecnológicos debe ser: TV a los 3 años, computadora a los 6 y teléfonos móviles a los 12 años.

3-Redes sociales

Fomentemos un uso cuidadoso y prudente de las mismas. Esto es, cuidemos el mundo privado de nuestros hijos, que puedan sostener la diferencia entre el afuera y el adentro. Si son pequeños, (10/13 años) pongamos como condición ser contactos o “amigos” dentro del Facebook por ejemplo, no como una intromisión inconsulta sino como un acompañamiento cuidadoso.

4) Diversificar

El juego, el aprendizaje, el desarrollo de habilidades sociales y la incorporación de valores deben ser prioridad. El uso de la tecnología no debe perturbar estas funciones básicas.

5) Dar el ejemplo: autolimitarnos

Los padres deben enseñar con el ejemplo. No se puede poner un límite con un teléfono celular en la mano ni estar hiperconectados a la hora de reunirse en familia.

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