Institutos psiquiátricos del Zulia… ¡Al borde del colpaso!

Institutos psiquiátricos del Zulia… ¡Al borde del colpaso!

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Descalzo y con su uniforme azul marino camina José, nombre ficticio, por los patios del Instituto de Resocialización psiquiátrica El Moján, reseñó Panorama.

Keila Vílchez Boscán





Tiene un par de años en el centro y desde que su familia lo abandonó en el lugar, ubicado en el municipio Mara, nunca más nadie ha ido a preguntar cómo sigue ese paciente, necesita algo, tiene cómo abrigarse, tiene qué comer. Nunca más sus ojos han vuelto a ver a sus seres queridos.

Su condición mental no le impide ayudar a limpiar y regar los árboles de la granja. Él es solo una historia que acompaña a otras 136, solamente en este instituto, donde el común denominador es el olvido y la lista de necesidades, que comienza con los alimentos y los medicamentos, estos últimos vitales para mantenerlos estables.

José duerme en una especie de habitación colectiva junto a otras 15 personas, con su misma situación psicológica. Su cama de cemento, es ablandada con una fina colchoneta, sin sábanas, ni ventilador que refresque el lugar, que es refrescado solo con el aire que entra por las ventanas.

En el estado Zulia hay 674 pacientes como él. En la granja de la Sierrita son 231 personas y en la situada en La Concepción hay 217 pacientes. El control y atención de las nueve granjas psiquiátricas que hay en todo el país se encuentra en manos de organizaciones no gubernamentales, con las que el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Salud, tiene un convenio y les cancela un monto diario por paciente.

Muchas son las necesidades “urgentes” de estos espacios, que en principio fueron concebidos para reinsertar a estas personas nuevamente a la sociedad; sin embargo, dicha misión dejó de ser, y se convirtieron en “depósitos de personas”. El subdirector del instituto de El Moján, Rafael Chourio, aseguró que son muchas las cosas que requieren, entre ellas el mantenimiento de la infraestructura, que tras 42 años de uso, ya necesita instalaciones eléctricas, que fueron robadas. “En la enfermería no hay aire porque se los llevaron los delincuentes. Tenemos las cavas dañadas, necesitamos cucharas, vasos de acero, bandejas, sábanas, colchonetas, artículos de limpieza y de aseo”.

Chourio añadió que además requieren personal médico porque todo ha renunciado, entre ellos el psiquiatra y el psicólogo. Solamente están trabajando con un internista.

Jaime Carrasquero, médico, indicó que el 10% de la población interna en estos espacios presentan un cuadro de desnutrición. Además, explicó que últimamente se han presentado cuadros de diarrea y deshidratación, que se han pasado a estado crítico porque carecen de sueros orales y soluciones.

Javier Soto, director administrativo del instituto psiquiátrico La Sierrita, ubicado en el kilómetro 32, vía Fuerte Mara, explicó que las fallas en los psicofármacos y psicotrópicos provoca que los especialistas tengan que administrar tratamientos compensatorios que no son iguales a los que ellos requieren.

Además, refirió que en el caso del centro que él administra, hay muchas necesidades: colchonetas, sábanas, ropa, productos de limpieza. “Las fluctuaciones del voltaje dañaron cuatro cavas, pues el sistema eléctrico ya está obsoleto y deteriorado”.

Precisó que tienen dos años construyendo un espacio más amplio para la enfermería, pues maneja una población numerosa de pacientes. La estructura casi lista, solamente requiere los aires acondicionados.

Soto denunció que la inseguridad en la zona los agobia a cada instante. Los huelepega se saltan en la madrugada, se meten con los pacientes ofreciéndole drogas ilegales. “Es una situación difícil por los tratamientos que ellos reciben. Además, que se han robado cables y todo lo que encuentran. Los patrullajes son pocos”.

Sobre el convenio con la cartera de salud, aseguró que luego del aumento dado en julio de 2015, fecha en la que la cuota diaria por paciente pasó de 220 a 800 bolívares comenzaron los retrasos en la bajada de los recursos. “Precisamente, desde esa fecha no recibimos el pago, son seis meses esperando el dinero. Pero nos indicaron que la próxima semana van a bajar los recursos pendientes”, explicó.

El alcalde de Mara, Luis Caldera, el año pasado propuso ante el viceministerio del área social, que el Gobierno nacional asuma las riendas de estos espacios en el país. “Se abandonó el concepto real de estos espacios, lo hemos encontrado son depósitos de seres humanos. En la visita que le hicimos hallamos pacientes desnudos, una realidad muy triste y que tiene que ser atendida con urgencia”.

Los encargados de las ONG indicaron que del único ente gubernamental que están recibiendo ayuda es del ayuntamiento marense, que les está despachando alimentos. En este sentido, la presidenta de la Fundación Damas de Mara, Roselyn López de Caldera, detalló que están buscando sensibilizar a las empresas con la labor que desarrollan estas organizaciones, pues es lamentable la crítica situación en la que están estos lugares y los pacientes.

Sin embargo, explicó que ellos vienen dándole ayuda en materia de salud y alimentación, siendo esta última un fuerte apoyo a las granjas. “Se despacharon rubros de la cesta básica como pollo, leche, arroz, harina precocida, cereales, pasta, chicha, aceite, porque la alimentación es fundamental para estos pacientes tan sensibles”, dijo la primera dama marense.