Oswaldo Páez-Pumar: Segunda confesión

Oswaldo Páez-Pumar: Segunda confesión

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Se produjo la confesión del usurpador que me propongo comentar con tal inmediatez a la que le precedió, que me llevó a titular este artículo ‘segunda confesión’ cuando en realidad bien puede ser llamada nonagésima quinta o centésima octava. Todas ellas reveladoras del carácter antidemocrático tanto del personaje como de la supuesta revolución que dicen estar realizando.

Por Oswaldo Páez-Pumar





“No entrarán en Miraflores ni con votos ni con balas. Más nunca volverán ni por las buenas ni por las malas”. El usurpador no es un profeta por lo tanto su expresión lo único que encierra es un deseo, es una nueva manera de expresar el deseo tantas veces manifestado por ‘el eterno hoy difunto’ en forma más simple: “no volverán”.

Pero volvimos, todos los que profesamos vocación democrática estamos de regreso. En realidad nunca nos fuimos. Simplemente, el respaldo popular que por espacio de 40 años le dio el pueblo a distintos huéspedes de Miraflores haciendo énfasis en la alternabilidad, como elemento indispensable de la verdadera democracia, fue y volvió. Aceptamos su decisión de separarnos del poder, pero fue el pueblo quien decidió. No fue el difunto, ni es el usurpador. Ese mismo pueblo le ha dicho al usurpador “ya basta”; y éste pretende que es él quien puede impedir la entrada a Miraflores a alguien distinto.

Desde luego no serán las balas, puesto que el monopolio de éstas lo tiene constitucionalmente la fuerza armada nacional, aunque la robolución tenga grupos irregulares armados al margen de la constitución, por lo que su expresión “no entrarán ni con votos” es una confesión de que piensa arrebatarle la soberanía al pueblo, con las balas. Anunció que está alzado en y con las armas. No podrá hacerlo, porque esos grupos irregulares de fanatizados no son suficiente para alzarse con el poder.

Los votos, ahora sí que puede decirse que no volverán en muchos años, no me atrevo a decir que más nunca, porque eso dependerá de lo que hagamos mañana, lo que es evidente es que el usurpador ha regresado a su tiempo de conspirador, golpista y por supuesto de reposero, pero no como antes que tenía un trabajo que no realizaba, pero cobraba como si lo realizara. Ahora será reposero porque para vivir holgadamente no necesitará “ganarse el pan con el sudor de la frente”, es decir, no necesitará trabajar; y usted, lector amigo, sabe por qué no necesitará hacerlo.

Eso que usted sabe es la segunda causa por la cual usted ha decidido separarlo del poder, como antes decidió separar a adecos y copeyanos; pero la primera no es lo que han robado, es lo que han destruido y la pretensión de acabar con la libertad que es nuestra arma para desalojarlo del poder.

Oswaldo Páez-Pumar

Caracas, 4 de noviembre de 2016