El 6D marcó el inicio de una fase por el cambio

El 6D marcó el inicio de una fase por el cambio

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Este 6 de diciembre se cumple un año de las pasadas elecciones parlamentarias y con ello, hoy por hoy, se mantiene el reflejo de la primera cachetada electoral al oficialismo tras 17 años en el poder. Así lo reseña laverdad.com

Por Lenys Moreno

El sucesor del fallecido mandatario Hugo Chávez, no se mantuvo en la preferencia popular. Inicia así una nueva fase en el país, un golpe bajo que dio un viro al cuadro político, una oposición abrazada con el respaldo de un pueblo que exige cambio ante la crisis económica, una contraparte que según analistas, “acorraló” al gobierno de Nicolás Maduro a “violentar” la Constitución con el quiebre institucional de la mano del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), avivando un choque de poderes sin precedentes en Venezuela y realzando las voces de millones de venezolanos que se volcaron a las calles en un solo clamor: Cambio.

Los comicios legislativos del 2015 arrojaron un resultado que permite prever un default para Maduro y su equipo en futuras jornadas electivas. De allí su comportamiento arisco hacia cualquier consulta popular, factor clave del actual careo político.

El hemiciclo se convirtió en una plataforma que robustece la oferta de una salida electoral a la crisis. El Gobierno lo evita por todas las vías. Doce meses después, ambos figuran en una agonizante mesa de diálogo que no arroja soluciones al país.

Según el primer anuncio del Consejo Nacional Electoral (CNE), la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró la mayoría calificada con 112 diputados, electos por siete millones 707 mil 422 votantes. El Gran Polo Patriótico (GPP) obtuvo 55 curules con cinco millones 599 mil 25 votos. La arrebataron la mayoría al oficialismo. Desde ese entonces, no cesan las sentencias del TSJ en contra del Parlamento. El primer fallo fue ordenar la desincorporación de los diputados de Amazonas, hasta tanto no determinen si hubo fraude en los comicios de esta entidad.

Efectos del 6-D

Ángel Oropeza, analista político, ratificó a La Verdad que el 6-D del año pasado marcó el inicio de una nueva fase. “Fue el primer triunfo contundente del pueblo democrático y de la oposición. Además del Ejecutivo, la AN es el único poder electo. La victoria de la MUD fue un golpe para el oficialismo en cuanto al apoyo popular. Se evidenció una transformación del mapa político. La gente demostró que está en contra del Gobierno”, declaró.

Indicó que además del respaldo electoral, la afectación del sector oficial repercutió directamente en la ruptura de su hegemonía. “Otra consecuencia del 6-D es que al verse acorralado, el Gobierno se vio obligado a ponerse al margen de la Constitución; Empezó a desconocer cada vez más al Parlamento; ha venido quitándose el ropaje democrático. Se hizo más autoritario”.

Fausto Massó, politólogo, refirió que la victoria fue un gran avance para la oposición, pero esta se encuentra limitada por el Ejecutivo. “Al Gobierno no le queda de otra que ser autoritario porque saben que ya no tienen el apoyo popular. La pregunta es si se volverá una dictadura”, recalcó, para luego reiterar que el reto de la Unidad es persistir en la salida del presidente Maduro. En este último punto, la calle es vital. “Sin presión popular y sin unión no habrá cambio”.

Oferta de cambio, ¿Decepción?

La oferta de cambio de la MUD afloró aún más el ánimo del 80 por ciento de la población que rechaza la gestión del presidente Maduro. Al cierre del 2016, las autoridades del Ejecutivo son las mismas y no hay señales de revocatorio, lo que para muchos genera decepción. Oropeza aseguró que la gente mantiene la esperanza, pero admitió que sí hay confusión sobre ¿Qué hacer ahora? “La carta del Gobierno es jugar a que las personas se desanimen. El reto de la Unidad es no permitir que la confusión se transforme en desesperanza. Deben divulgar una ruta de lucha clara, de modo que aunque no tengan fechas, tengan los pasos e involucren a todos”.

Son más los retos

Elimar Díaz, diputada de la MUD en la AN, instó a mantener la esperanza. “Hemos hecho lo que corresponde, ahora que hay un TSJ y un gobierno que se comporta como un muchacho malcriado y que no entiende que el pueblo decidió por un cambio, es harina de otro costal. Los retos que tenemos hoy son mayores a los que teníamos el 6-D. El Gobierno quiere cerrar las puertas porque tiene desespero por seguir en el poder. Los venezolanos seguiremos exigiendo un cambio”.

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