Artesano fabrica urnas con madera reciclada del puerto de La Guaira

Artesano fabrica urnas con madera reciclada del puerto de La Guaira

Sergio Rivas es un artesano ebanista que dejó de fabricar joyeros, clóset y puertas porque no se vendían. Un amigo, que trabaja en la medicatura forense de Pariata, lo instó a cambiar de ramo, a propósito de la escasez de urnas y de los altos precios de las que se consiguen.

Por AMY TORRES / eluniversal.com

Lo pensó y lo pensó, hasta que obligado por la crisis no tuvo otra opción que aceptar la sugerencia y ahora se dedica a fabricar ataúdes con madera de reciclaje de segunda y tercera mano que consigue en el puerto de La Guaira.

Buscando llegar a la mayor cantidad de personas, Rivas contó que presentó un proyecto a las autoridades regionales y locales, a fin de poder llevar el servicio a los más humildes y puedan darles cristiana sepultura a sus familiares. Sin embargo, aún sigue esperando respuestas.

Este hombre nacido en Tucupita, estado Delta Amacuro, pero que llegó a Vargas hace más de 30 años, se mantiene vendiendo urnas sobre todo de niños, que son las que más tiene.Dijo que nunca pasó por su mente fabricar urnas para poder comer. “Me dio terror al principio porque tengo una niña pequeña, pero al final es algo de madera que uno sabe hacer. Es un cajón más y así lo veo”.

“Cuando la cosa estaba buena yo hacía que si repisas, joyeros, sillitas, pero algunas de las muestras no las pude terminar por falta de recursos”.
Pero ese no es su único oficio. Y es que la crisis económica que vive el país le impide vivir solo de la fabricación de ataúdes. Por esta razón en las noches trabaja como mototaxista.”También corto monte, lavo las rejas, lavo carros. Hago de todo”.

Con nostalgia refirió que antes con el billete marrón -que se extinguió- se podía comprar algo, “tenía fuerza, respaldo. Pero ahora una pega blanca cuesta cerca de los 500 mil o 600 mil bolívares, la pega amarilla ni se diga, la pintura más barata vale 700 mil; es muy difícil y no da”.

Rivas contó que la última urna la vendió a 300 mil bolívares. Sus clientes fijos son las propias funerarias, que luego las revenden. También ha atendido a particulares, sobre todo de bajos recursos.

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