Regresar a su país, el nuevo drama de los venezolanos

Regresar a su país, el nuevo drama de los venezolanos

Más de cien venezolanos salieron ayer en buses desde Bogotá hacia Cúcuta para volver a su país.
Foto: Mauricio Moreno. EL TIEMPO

 

La odisea de las dos hijas y seis nietos de Íngrid González comenzó hace más de dos semanas, cuando emprendieron la caminata desde Barranquilla hasta Maicao, con una meta: volver a Venezuela, algo que se ha convertido en un drama para muchos venezolanos.

Por ANDREÍNA ITRIAGO / eltiempo.com

Las hijas, en sus 30, y que se desempeñaban desde hacía seis y dos años respectivamente como empleadas domésticas, se quedaron sin trabajo durante la cuarentena por el covid-19 y sin poder costear sus arriendos, dice Íngrid desde Venezuela.

En Maicao, las hijas y los nietos esperan desde el 29 de mayo para poder cruzar la frontera. Cuando lo logren, pues en La Guajira no se ha podido establecer aún un corredor humanitario formal y el paso es esporádico, engrosarán la cifra de los más de 74.000 venezolanos que, según Migración Colombia, han regresado a su país en el marco de la pandemia.

Muchos más se les unirán hasta llegar a los 330.000 retornados, según estimó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La cifra, sin embargo, es ínfima, si se compara con los alrededor de 5 millones de venezolanos que se calcula han salido de su país.

“Que se hayan regresado 50.000 personas (según el régimen de Nicolás Maduro) es un número interesante, quizás un número complicado para el Gobierno de manejar, porque a muchos de los retornados han tenido que aislarlos (…) Pero ‘grosso modo’ es un número insignificante, comparado con el de personas que se han ido”, le dijo a EL TIEMPO Gerardo González, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración y gerente de proyectos de la firma de investigación de mercados Consultores 21. Para febrero, antes de la llegada de la pandemia, Migración Colombia estimaba que en este país había más de 1’700.000 venezolanos.

El problema no es la cantidad sino la dimensión que tiene este retorno, lo mal que ha sido este retorno forzado. Se da en condiciones igual de vulnerables, igual de peligrosas que cuando ellos salieron de Venezuela”, agregó la socióloga venezolana Claudia Vargas.

Para la familia de Íngrid, volver no ha sido fácil. Una de esas noches, mientras dormían sobre unos sacos de arena en un balcón que les habían cedido, unos hombres amenazaron con echarles querosén y prenderles fuego. A situaciones como esa se suma el hecho de que el régimen venezolano redujo el flujo de migrantes autorizados para retornar.

Según Migración Colombia, el tránsito de personas solo se puede realizar los “lunes, miércoles y viernes, en grupos que no superen las 300 personas para el puente Simón Bolívar, en Norte de Santander, y 100 para el puente José Antonio Páez, en Arauca”.

Javier Tarazona, director general de la Fundación Redes, confirmó que ayer no hubo ingresos a través de la frontera con Táchira. “No solo se fueron del país por emergencia, sino que se ven forzados a regresar y no los dejan ingresar”, aseguró.

Antes de la pandemia, Consultores 21 ya medía el retorno de muchos venezolanos, no solo por motivos económicos sino también por discriminación. Íngrid fue de las que intentó establecerse en Colombia, hace un par de años, y solo aguantó cuatro meses, justo por esta última razón. Ahora –asegura– sus hijas vuelven a Venezuela también para quedarse. “Dicen que más nunca se van para allá”, insiste, al tiempo que asegura que otros tres hijos que están radicados en Colombia tienen planes de regresar, una vez superada la pandemia.

Pero, según los expertos locales, esto no será lo que hará la mayoría. “A medida que vayan levantando las cuarentenas o flexibilizando los mecanismos para la prevención de la pandemia en los países receptores, estas personas van a regresar de Venezuela”, acotó Vargas, quien insistió en que esto no será inmediato y quizás tampoco en grandes masas, pero que incluso podrían arrastrar a otros familiares o nuevos migrantes con ellos.

“La gente va a seguir probando suerte (en otros países), por dos razones: la económica (…) y que hay una demanda fuerte de que esas personas sigan mandando remesas. Lo que pasó en estos últimos cuatro meses fue que se cortó la reunificación familiar”, dijo Gerardo González, quien destacó que esta vez no será tan fácil salir debido a las restricciones que han impuesto otros países.

Y hay un tercer factor que también provocaría esta nueva salida, a juicio de Vargas: la manera en la que los ha recibido el régimen, con restricciones, en refugios que han sido comparados con campos de concentración y estigmatizándolos como traidores focos de contagio. Hace poco el secretario de Gobierno del estado fronterizo de Zulia, Lisandro Cabello, dijo que quienes retornan son “armas biológicas” y el lunes la vicepresidenta Delcy Rodríguez afirmó que la amenaza para Venezuela hoy es el “regreso” de sus migrantes.

Pero la voluntad de volver a su tierra ha vencido los temores que tienen las hijas y los nietos de Íngrid de enfrentarse a todo eso y de volver a un país con condiciones mucho peores que las que dejaron.

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