Exhibicionismo, violación, robos… El historial de Christian Brueckner, principal sospechoso de la desaparición de Madeleine

Exhibicionismo, violación, robos… El historial de Christian Brueckner, principal sospechoso de la desaparición de Madeleine

Madeleine McCann y el principal sospechoso de haberla raptado y asesinado, Christian Brueckner (Policía de Alemania)

 

Christian Brueckner, ciudadano alemán de 45 años, es actualmente el principal sospechoso de la desaparición y secuestro de Madeleine McCann, la niña de 3 años cuyo rastro se perdió en mayo de 2007 en el Algarve (Portugal), tal y como lo han declarado las autoridades alemanas a petición de la Fiscalía portuguesa.

Por 20minutos.es

El Departamento de Investigación y Acción Criminal de Faro (DIAP) y la Policía Judicial, en cooperación con las autoridades inglesas y alemanas, tienen claro tras sus investigaciones que Brueckner está directamente relacionado con la desaparición de la pequeña mientras se encontraba de vacaciones con su familia hace 15 años, aunque el abogado del sospechoso, Friedrich Fulscher, siempre lo ha negado públicamente.

Madeleine desapareció de la habitación donde dormía con sus hermanos gemelos, bebés, mientras sus padres, Kate y Gerry McCann, cenaban con unos amigos a pocos metros del complejo de Praia da Luz donde pasaban sus vacaciones.

¿Quién es Christian Brueckner?

Se trata de un ciudadano alemán, de 45 años, blanco, rubio, de 1,82 metros y constitución delgada, con antecedentes por delitos sexuales, también contra menores, y que residió en la zona de Praia da Luz  entre los años 1995 y 2007.

Allí vivía de trabajos ocasionales en la hostelería y gastronomía, además del dinero que conseguía mediante el robo en hoteles o establecimientos vacacionales y el tráfico de droga.

Actualmente, Christian Brueckner cumple condena en la prisión de la ciudad alemana de Kiel por la violación de una turista americana de 72 años en Praia da Luz en septiembre de 2005, un año y medio antes de la desaparición de Madeleine en la misma zona.

¿Qué pruebas hay en su contra?

Hasta el momento las principales evidencias contra el pedófilo alemán son “pruebas circunstanciales”: las declaraciones de algunos testigos y el posicionamiento de su teléfono móvil. 

El fiscal alemán Hans Christian Wolters ha declarado a The Sun sobre Brueckner que “estamos seguros de que tenemos al hombre que la secuestró y la mató” aunque ha dejado claro que no existe “evidencia científica”. “Si tuviéramos un vídeo del acto o una foto de Madeleine muerta con Brueckner, no hubiéramos tenido que hacer un llamamiento público. Pero solo tenemos pruebas circunstanciales“, ha aclarado.

Entre las pruebas por las que Wolters ha considerado culpable al ciudadano alemán se encuentra “un análisis telefónico que ubicó al sospechoso en el (complejo turístico) Ocean Club cuando Madeleine desapareció y una supuesta confesión que Brueckner le hizo a un amigo”.

“No puedo revelar el tipo de evidencia que se nos ha dado, no es forense, puedo decirle eso, pero es nueva evidencia circunstancial que se suma a la teoría de que él es el responsable” declaró Wolters a The Sun.

Para lograr indicios de la culpabilidad de Brueckner, la policía ha pedido la colaboración ciudadana y ha difundido fotografías de sus vehículos- una furgoneta Volkswagen T3 Westfalia y Jaguar de 1993, modelo XJR 6- y de dos números de teléfono móvil.

¿Qué antecedentes pedófilos tiene?

No es la primera vez que a Christian Brueckner se le relaciona con episodios en los que hay menores implicados. El sospechoso de la desaparición de Madeleine cuenta con un pasado pedófilo, como atestiguan dos condenas anteriores por “contacto sexual con niñas”, según explicó Christian Hoppe, de la Policía Federal alemana, a la cadena de televisión teutona ZDF.

Brueckner también está siendo investigado por otro posible secuestro: el de la niña alemana Inga Gehricke. La pequeña desapareció en 2015 cuando tenía cinco años en el estado federado de Sajonia-Anhalt durante una excursión con su familia.

Su nombre se ha vinculado igualmente al caso de René Hasee, un niño que también desapareció en el Algarve portugués cuando contaba con seis años. Pasaba las vacaciones con su madre y la pareja de esta en 1996 en la localidad de Aljezur.

El alemán ha sido señalado además por Hazel Behan, una mujer irlandesa que sufrió una violación en Portugal en el año 2004. Declaró que su violador, que se presentó tapado, hablaba inglés con acento alemán, medía más de 1m 80cm, era rubio y de ojos azules penetrantes, con una marca distintiva en la parte superior del muslo derecho que “podría ser una marca de nacimiento o un tatuaje”.

¿Cómo se ha desarrollado la investigación?

La desaparición de Madeleine el 3 de mayo de 2007 es uno de los casos más conocidos en el mundo. Los primeros 14 meses de investigación fueron controvertidos por las actuaciones y pasos que llevaron a cabo los investigadores. En ese periodo, incluso los padres de Madeleine llegaron a ser señalados como sospechosos, debido al hallazgo de rastros biológicos de la pequeña en sus efectos personales y en un automóvil alquilado tras la desaparición.

Sin embargo, la Justicia lusa acabó por exculpar al matrimonio, después de que los análisis de las muestras que les incriminaban, realizados en el Reino Unido, no se consideraran concluyentes.

Scotland Yard reactivó la investigación en 2011 después de que la policía judicial de Portugal entregara “documentos con cientos de nombres relacionados con el caso” incluyendo en ellos el del ahora sospechoso formal, Christian Brueckner, según informó The Guardian.

La Justicia portuguesa decidió finalmente en 2013 reabrir el caso ante las nuevas informaciones y pistas, proporcionadas, algunas de ellas, por la policía británica. Las investigaciones continuaron en los años posteriores,- llegando incluso a realizarse excavaciones en las inmediaciones del hotel- hasta que en 2019 trascendió que se investigaba como sospechoso a un pedófilo. En junio de 2020, se identificó finalmente a Christian Brueckner como principal sospechoso de la desaparición de la niña británica.

Este caso ha perjudicado mucho la imagen de la policía lusa, que durante años siguió pistas que no condujeron a nada y alimentaron el misterio. Se practicaron más de 2.000 diligencias, 500 búsquedas en la zona donde desapareció la pequeña y hasta casi una veintena de personas fueron consideradas como sospechosos.

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