“Tengo que vender empanadas para sobrevivir”: La realidad de los maestros en Anzoátegui

“Tengo que vender empanadas para sobrevivir”: La realidad de los maestros en Anzoátegui

La realidad de los maestros en Anzoátegui

Vender empanadas, galletas o dar clases en tareas dirigidas son algunas de las actividades que deben realizar los maestros del estado Anzoátegui para sobrevivir a la crisis económica generada por el chavismo, que además se niega a pagarles completo el bono vacacional correspondiente al período escolar 2021-2022.

Javier A. Guaipo // Corresponsalía lapatilla.com

La indignación de que pretendan darles menos de lo que les corresponde, ha llevado a los educadores a tomar las calles durante los últimos días, como una forma de presionar a las autoridades para que cancelen lo legalmente establecido.

Y este jueves 4 de agosto, la protesta se llevó a cabo en las afueras de la Zona Educativa en Barcelona, donde pidieron a la directora del ente, Mireya Molero, que interceda para que de una vez por todas se solvente esta situación. Sin embargo, la funcionaria solo ofreció establecer una mesa técnica de trabajo, lo que fue rechazado por los manifestantes.

Arcilia Hernández, docente de aula, pidió que se tome en cuenta las necesidades de cada uno de ellos y les ajusten el pago. “Piensen en el maestro que va sin zapatos a la escuela, que va sin pantalón, y que no tiene para comprarle ni un lápiz a sus propios hijos”.

Asimismo, hizo énfasis en la necesidad de recuperar los servicios médicos, funerarios, entre otros, como corresponde a cualquier empleado.

La realidad de los maestros en Anzoátegui

 

 

 

 

“Hoy en día estoy haciendo empanadas en la calle para cubrir parte de mis necesidades, porque vivo alquilada”, aseguró Hernández, quien agregó que lo cobrado por bono vacacional solo le alcanzó para comprar un kilogramo de queso.

Por su parte, Mirian Coroy, docente en una escuela de Barcelona, contó que para generar ingresos extras tuvo que aprender de repostería. Dijo también que durante el período de inactividad, en el cual pensaba descansar, le ha tocado vender galletas e impartir clases en tareas dirigidas para paliar la situación económica.

Como soy docente tipo cuatro, contaba con que mi bono vacacional sería suficiente para mis gastos de estas semanas. Sin embargo, solo me pagaron 600 bolívares, que apenas me duró unos días, pues me enfermé y gasté todo en medicina”.

Los manifestantes trancaron el paso vehicular en la avenida Pedro María Freites de la capital anzoatiguense, frente a la Zona Educativa, por más de una hora. Advirtieron que seguirán en la calle hasta lograr su objetivo.

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