Máscara y reto, por @ArmandoMartini

Máscara y reto, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Con cofia de campesino, pretendido disfraz de lugareño, robusto y regordete, sin saber el origen por angustia, gula, exceso de finas degustaciones o delicado saboreo, anduvo servil bajo el ardiente y radiante sol, anunciando el pronto advenimiento de cruceros a la hermosa isla de Margarita e inicio de largos vuelos entre Moscú y la Perla del Caribe. 

Bienvenidos los que arriban en busca del todavía sol tropical. Sin embargo, el intento flojo de inútil propaganda para hacer creer a los venezolanos -aún más débil e inservible cuando se trata de inversionistas- que la Venezuela castro-madurista se recupera milagrosa, -la Virgen de Coromoto, Pastora, Chiquinquirá; José Gregorio Hernández, Santo Cristo Atocha, Corazón de Jesús y arcángeles de las finanzas e inversiones conocen poco, aunque, si no saben o se enteran de la irritada y desesperada lucha del sombrereado corpulento por amarrar al dólar, que sufre la manía y tiene el capricho de saltar en cada amanecer.

Antojo que parece de gurrumino con mala leche. Nada tiene que ver con cuestiones económicas sino con una mucho más difícil de manejar, la emocional de confiar o no confiar. Los venezolanos, chavistas incluidos, no creen en el bolívar como moneda; desconfían del castrismo que asegura el país mejoró. Cuando en realidad, sobresaltos cambiarios y embestidas inflacionarias llevarán a la hiperinflación. No hay máscara, careta o antifaz que pueda ocultarlo. 





Cualquier día, sitio u hora, un dólar tiene un valor determinado y el bolívar poco vale porque comerciantes, importadores y productores, ni quienes necesitan obtener productos, opinan la estulticia tramposa y embaucadora de que estamos mejorando.

La Venezuela oficialista, entusiasta del turismo, que pretende inmiscuirse en las decisiones de la Justicia ajena, interferir con la entereza forastera, que culpa a Washington de todo, mientras abre brazos, corazón y territorio a gente poco confiable, peligrosa y fanática como los iraníes. La misma que ahora dice contratar a Siemens para arreglar la ruina eléctrica que entre robos y corrupción inmisericorde, derroches ilimitados y falsos sabotajes, deja sin electricidad a los venezolanos que padecen a diario, el encarecimiento de la vida. Observando sollozos y lamentos adoloridos de presos y exiliados políticos, que, para colmo, el guerrillero integrante del Foro de Sao Paulo, se dispone facilitar a narcoterroristas que andan libres y a placer en ambos territorios, para finalmente, conocer decepcionados que alcaldías opositoras, sospechosas de cohabitar, flotan en charcos apestosos de corrupción. Demostrando, el país no ha mejorado, por el contrario, empeora cada día que se cebe bajo gamboxes.

Difícil ser optimistas y alimentar esperanzas, cuando todo indica que ineptos e incapaces no son sólo esclavos de la tiranía castrista, sino militantes, simpatizantes y favorecidos del chavismo, también falsos opositores que llevan más de veinte años equivocándose, traicionando, burlándose de la ciudadanía, llamando a plantar cara a los gases irritantes, lacrimógenos, peinillas de guardias y policías mientras ellos, en grata connivencia, disfrutan dividendos por lo colaborado, deleitándose de honorarios y entusiasmados por privilegios, insistiendo interesados, si nos unimos, amnistiamos delitos, conmútanos deudas y vamos a votar sin condiciones de justicia, vigilancia y transparencia, sacaremos al oficialismo y sus compinches. Olvidando deliberados que la lucha política contra un régimen totalitario y arbitrario, obliga reclamar rendición de cuentas, respuestas a la problemática salud, educación, servicios públicos; ser voz de las necesidades ciudadanas. 

Es una comparsa patética, baile de máscaras y disfraces, un simplismo terrible, sin remordimiento, intención de penitencia ni propósito de enmienda, sugiriendo que no hay remedio. No obstante, las bondades de la democracia, el arraigo, el respeto ciudadano y cumplimiento de la Ley, permitirá un líder del cambio político y social, que recupere la conexión con sectores populares y comunidades. Que entienda, es la fuerza democrática la mayoría y comprenda el inmenso rechazo a los partidos políticos. Mas del 80% de los venezolanos no se identifica ni con el gobierno ni con la falsa oposición complaciente. Allí, el reto. 

@ArmandoMartini