Orlando Viera-Blanco: Salir a tiempo de la puerta de al lado

Orlando Viera-Blanco @ovierablanco

La política favorece lo genuino, la gran moral nicomáquea, la voluntad de sacrificio, spoude y détachemnt [desprendimiento]. El gran líder debe reconocerse a sí mismo, descifrar sus miedos más profundos…”

Comentan que se agotó el modelo de izquierdas o derechas liberales [Dixit Padre Ugalde]. Es cierto. Pero vamos un poco más allá. El mundo moderno se juega el rescate de la democracia [presente sólo en un 25% del planeta/Freedom House] y la derrota del autoritarismo.  Ello supone un talante superior. Aunque las tiranías no se agotan, la historia evidencia que [los tiranos] caen irremisiblemente. Y en tiempos de comunicación global una imagen vale más que un misil, por lo que quien enarbole seriamente la bandera de la justicia, la paz y la libertad, ganará.

 Guaidó precandidato, desafíos y otros…





Los tres elementos de valoración para lograr objetivos evolutivos de cambio favorable: i-Capacidad de consenso; ii.-Organización y iii.-Unidad de propósitos […] Un tema sensible para alcanzar consenso es la condición de Juan Guaidó como presidente encargado y precandidato presidencial. Una credencial política que en el contexto internacional, habiendo recibido el apoyo de las democracias más solventes del planeta como UK, EEUU, Brasil o Canadá, pasa por una aprobación y comprensión compleja. ¿Puede atenderse y obtener rédito político, asumiendo un doble rol?

La oposición tiene el gran reto de redimir estratégica, noble e inteligentemente la unidad política. Elecciones primarias o consenso. Pensamos que el consenso, es el mejor camino. Removilizar una disidencia aletargada y desanimada, demanda juicios certeros. A pesar de que el interés de participación ciudadana en primarias registra un 51%, validar y mejorar esas cifras requiere un entendimiento idóneo de la coalición opositora. Recuperar la confianza de ciudadanos decepcionados es demostrar acuerdos sensatos que dejen una impronta de concordia, superación de rencillas y desprendimiento.

Reglas claras en el proceso de elecciones primarias y sólido acatamiento de los resultados, también elevaría el termómetro de la credibilidad y movilización. Pero la sola sospecha que dicha elección culmine en otra suerte de nuevo alacranato o “derecho de nacer y ser presidente”, desalentará un nada despreciable índice de voluntad de salir a votar y elegir [80%]. Unas primarias desaliñadas por paralelismos y personalismos, serían debut y despedida de una aspiración presidencial.

La ansiedad a ser candidato a troche y moche [saltándose a la torera el evento primario], no necesita gafas para concluir, comporta una derrota anticipada y una irreparable pérdida de los aliados internacionales.

El consenso ideal. Cuidado con los auto intitulados. 

El consenso político sería lo ideal. Conduciría a un reencuentro de las toldas partidistas y facilita el entendimiento con la sociedad civil y otros grupos de interés [Stakeholder]. El compromiso unitario, organización militante y factibilidad electoral [elecciones transparentes, justas, verificables y VIGILABLES] eleva las posibilidades opositoras. Fue un hecho crucial en la victoria de 2015. Actitud grupal que derrota trampas y ventajismos.

La otra variable es el tiempo. No bastan primarias [que deberían ser a dos vueltas] o pacto político. Tal concreción debe canalizarse en lo que queda de año. Al primer trimestre del 2023 ya debemos tener un candidato único. Estamos tarde. El régimen también juega y podría llamar a elecciones anticipadas en 2023, agarrando fuera de base a la plataforma opositora. Guerra avisada…

El consenso es lo ideal porque evita desgaste. Soslaya poner en remojo-muy anticipadamente-asuntos complejos como el voto de venezolanos en el exterior, uso de las máquinas del CNE, riesgos de saboteo, desobediencia y más disputa, elevando la incertidumbre.  Vacilación y dilema es abstención, y abstención es fracaso.  No son especulaciones. Han sido actitudes recurrentes. El presidencialismo en Venezuela es una enfermedad. A estas alturas del partido, se respira [o transpira] poca voluntad de pacto político. Por el contrario, no hay tregua en la competencia disidente. Y la gente lo huele fatigosamente.

El consenso envía un mensaje de unidad renovada a lo interno y a lo externo. Remotiva y reivindica el espíritu de liderazgo favoreciendo los procesos de articulación partidista, militante y vigilante, dentro y fuera de Venezuela. El consenso al decir de Betancourt destrona la auto proclamada universalidad y elevancia. “No profeso ese universalismo de quienes se autotitulan ‘ciudadanos del mundo’. Antes que todo y primero que todo, soy venezolano. Siento y pienso como ciudadano. El interés por mi país lo antepongo, resueltamente al de otra nación [El País. 11 enero 1944]…Diría Martha Stout, evitar los psicópatas de la puerta de entrada, los inconscientes. Aquellos que, sin remordimiento reinciden en un mismo error, querer ser presidente obsesivamente o si acaso, cooperar para dividir. Un flaquito político hace rato anda en eso.

US, Canadá, Brasil y Europa. 

La correlación de fuerzas internacionales ha cambiado. Guaidó aún cuenta con aliados con gran solvencia como EEUU, Canadá, Brasil, UK, Paraguay; Costa Rica; Francia, Alemania y ahora Italia. La voz de estos actores sigue teniendo gran peso político. La protección de los DDHH, la ayuda humanitaria, el derecho de refugio, a la identidad y a la justicia penal internacional más sanciones, están sobre la mesa. Y seguirán amén de canjes utilitarios en términos de realpolitik. Guaidó está llamado a atender esa agenda, prioritariamente. Puede ser candidato, si, pero sin sacrificar alianzas.

El mundo democrático apuesta a una solución política para Venezuela. En este terreno, María Corina, Manuel Rosales, Henrique Capriles, Leopoldo LOPEZ, Andrés Velásquez, Antonio Ledezma, Juan Guaidó y otros aspirantes, deben reabrir y reescribir los méritos de transiciones políticas ejemplares como la Chilena, la Española; la Brasileña, Uruguaya o la Venezolana de 1958 [Pacto de Punto Fijo], evitando el síndrome de la República fracasada como lo fue la caída de la moderna y avanzada república de Weimar […] Los venezolanos en el exterior debemos calcar el ejemplo de la diáspora judía, pulmón de nacimiento, auge y permanencia del Estado de Israel, y dejar de lado seducciones separatistas, fragmentarias y ponzoñosas. Es consagrar el frente unido […] Nuestro gran bastión de apoyo y representatividad es la comunidad internacional. Perder esa prenda es un peligroso salto con los ojos vendados.

La política favorece lo genuino, la gran moral nicomáquea, la voluntad de sacrificio, spoude détachement [desprendimiento]. El gran líder debe reconocerse a sí mismo, descifrar sus miedos más profundos que, al decir de Williamson, “es el de ser poderosos más allá de toda medida, sin cuestionarse por ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso”. Pero también es luz, al decir de San Agustín, ser capaz de interpretar correctamente en el tiempo, habiendo transcurrido mucho tiempo, su mejor tiempo…que es salir a tiempo de la puerta de al lado…por la puerta del frente, por la puerta grande.

o es izquierda o derecha. Es conciencia, es libertad.

@ovierablanco