El síndrome de la rana hervida: ¿por qué nos adaptamos a lo que nos hace mal?

El síndrome de la rana hervida: ¿por qué nos adaptamos a lo que nos hace mal?

Actuamos bajo el síndrome de la rana hervida cuando nos sobreadaptamos a situaciones, personas o relaciones que nos resultan perjudiciales. Foto ilustración Shutterstock.

 

 

 





Cuando condiciones nocivas se van generando de un modo suficientemente lento el riesgo es que nos genere un nivel de adaptabilidad tal, que quedemos atrapados sin darnos cuenta. Esgrimiendo los más diversos argumentos y justificaciones vamos quedando anestesiados; adaptándonos a condiciones amenazantes para nuestra integridad.

Por Clarín

Actuamos bajo el síndrome de la rana hervida cuando nos adaptamos (sobreadaptamos) consciente o inconscientemente a situaciones, personas o relaciones que nos resultan perjudiciales y que atentan contra nuestro bienestar mental, emocional o físico.

“Si una rana es arrojada en una olla de agua hirviendo su reacción es saltar. Su instinto es salvarse. Si esa misma rana es colocada en una olla de agua fría, y se procede a calentar gradualmente el agua la rana se va acostumbrando. Es tan sutil el desgaste que sus mecanismos de alarma y defensa se van debilitando. El agotamiento progresivo, la pérdida de conciencia van llevándola hacia su propia muerte, perdiendo capacidad de reacción”.

Esta fábula de Olivier Clerc es una de mis preferidas para trabajar en las sesiones de terapia y en los talleres grupales como analogía de los mecanismos que nos impiden reaccionar a lo que nos daña. Puede ser aplicada a cualquier ámbito (personal, laboral, social, político).

Mecanismos anestésicos que nos impiden reaccionar

Determinados preceptos y mandatos acerca de la tolerancia, el altruismo, la autoexigencia, la perfección, la aceptación, el sacrificio, la empatía pueden ser, en su justa medida, verdaderas cualidades. En dosis excesivas, estas mismas cualidades, se transforman en mecanismos que impiden reaccionar a lo que nos daña.

La excesiva adaptabilidad (incluso en nombre del amor) es negativa: cuando el agua está a punto de hervir, la rana tal vez intente salir, pero como ha gastado todas sus energías, adaptándose al agua, ya no le quedan fuerzas suficientes.

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