La protesta del 27N en Cuba cumple dos años con sus rostros en el exilio

La protesta del 27N en Cuba cumple dos años con sus rostros en el exilio

Decenas de manifestantes se plantaron frente a la sede del Ministerio de Cultura hasta la madrugada de este sábado.Foto Reuters Archivo

 

El 27N, una protesta –luego convertida en plataforma– de artistas cubanos que exigió libertad de expresión y de obra frente al Ministerio de Cultura, cumple dos años con sus rostros más visibles lejos del activismo dentro de la isla por presiones o en el exilio.

El chispazo de aquella manifestación del 27 de noviembre de 2020 fue la primera piedra de meses convulsos en la isla, que llegaron a su momento de mayor tensión con las movilizaciones del 11 de julio de 2021, las mayores protestas antigubernamentales en las últimas décadas.





“Fue un catalizador de las protestas. Ninguna de las manifestaciones que antecedieron al 11J pudieron ser sin la solidaridad (vista ese día)”, recordó a EFE Carolina Barrero, una de las participantes, quien ahora vive en Madrid.

En aquella ocasión, según cifras extraoficiales, cerca de 300 personas protagonizaron una sentada afuera del Ministerio de Cultura (mincult) en protesta por la detención de integrantes del Movimiento San Isidro (MSI), del conocido artista –recientemente sentenciado a 6 años de prisión– Luis Manuel Otero Alcántara.

“Fue un momento en el que muchos dijeron por primera vez, y en alto, lo que pensaban de forma colectiva. Fue una salida del clóset”, rememoró Tania Bruguera, una de los artistas más reconocidas en ese movimiento, afincada en EE.UU.

Los manifestantes lograron un acuerdo preliminar con el Mincult, luego de más de cuatro horas de reunión entre una treintena de representantes del grupo y autoridades.

Entre los participantes en aquel encuentro estaba Yunior García –exiliado en Madrid– quien a la postre se le recordaría por la plataforma Archipiélago, que convocó la frustrada marcha disidente del 15 de noviembre de 2021, desautorizada por las autoridades.

Para muchos de los integrantes de aquel colectivo consultados por EFE, ese diálogo sentó un precedente. Logró que el Gobierno legitimara a un grupo disidente como interlocutor y unificó, por primera vez, a la sociedad civil.

ESTRATEGIA DE DIÁLOGO

El diálogo se rompió en enero de 2021 cuando una veintena de activistas y artistas independientes se concentraron en la sede del ministerio y acabaron siendo detenidos.

Tras varios encontronazos verbales entre activistas y funcionarios, el titular de Cultura, Alpidio Alonso, propinó un manotazo al teléfono móvil de uno de los asistentes, gesto que quedó grabado.

Julio Llópiz-Casal, se reafirmó en entrevista con EFE desde Madrid, y sostuvo que a pesar de que se rompiese la negociación, se trató de la estrategia correcta: “No creo que fuésemos naif, lo hicimos lo mejor que pudimos. Los que rompieron cualquier canal de diálogo fueron ellos”.

Solveig Font, también en la capital española, junto con su hijo de 21 años, coincidió con Llópiz-Casal.

“No cambiaría nada. Yo creo en el diálogo, aún lo creo. Quizás fuimos un poco ingenuos pero el cambio se hace paso a paso”, concluyó al otro lado del teléfono.

Según recordaron algunos de los protagonistas, los artistas que se quedaron en Cuba han ido dejando el activismo, al menos de forma pública, por las presiones de la seguridad del Estado.

Llópiz-Casal, por ejemplo, aguantó hasta 2021: “(Uno) humanamente se va desgastando y la realidad cubana te pasa por encima”.

“Es lógico, normal (que los que se quedaron tengan perfil bajo). Es una pena que dos años después Cuba haya ido a peor en casi todo”, lamentó Font.

UNIÓN DE CRITERIOS

Un elemento que los consultados han remarcado a EFE es que el 27N funcionó como un pegamento que cohesionó a personas de un amplio abanico ideológico bajo una agenda en común.

Bruguera destacó que a diferencia de lo que sucedió después del 11J, en el colectivo de manifestantes que protestó frente al Mincult no había una cabeza que representara a todos.

“La sociedad ya no es la misma. La gente no quiere a otro líder al estilo Fidel”, reflexionó en referencia al expresidente y líder de la revolución cubana, Fidel Castro.

Muchos analistas han remarcado desde entonces que no ha habido un grupo disidente que haya podido capitalizar el descontento de las protestas desde el 11J. Tampoco en las más recientes, tras el paso del huracán Ian, que dejó hizo colapsar por completo el sistema eléctrico nacional.

A esto se suma la fragmentación de la disidencia, algo que se evidenció el pasado septiembre con el referendo del Código, una normativa que incluía, entre otros, el matrimonio igualitario y la gestación subrogada.

Entonces ciertos opositores y activistas defendieron el “sí” -por representar un avance en derechos- mientras otros abogaron por el “no” -por no legitimar el sistema- y algunos optaron por la abstención, lo que produjo fracturas.

Para Llópiz-Casal este tipo de “enfrentamientos encarnizados” se deben a que durante décadas “la sociedad civil ha sido apagada”.

Estas divisiones internas no se han visto en las últimas semanas. Muchos de los integrantes del 27N –como aquellos que han aceptado hablar con EFE– han pedido abiertamente la abstención en las elecciones municipales de Cuba que se celebran este domingo. Justamente un 27 de noviembre.

EFE