Una maestra polaca de 59 años se enfrenta a un juicio por defender al presidente ruso, Vladímir Putin, y apoyar su victoria en la guerra de Ucrania en mensajes publicados en Internet.
Sobre Marzena T, cuyo nombre completo se oculta por privacidad, pesa la acusación de “promover una guerra o elogiarla públicamente”, delito castigado con tres a cinco años de prisión, según el artículo 117 del código penal polaco.
Según informó este viernes la prensa polaca, entre el 25 de febrero y el 12 de mayo del año pasado, la acusada admitió haber escrito algunos de los mensajes que se publicaron en sus cuentas sociales y explicó que otros los había copiado, pero que en todos los casos actuó “bajo el miedo y el deseo de que no hubiese derramamiento de sangre”, así como movida por “su gran empatía”.
En sus mensajes, Marzena T criticó la “falta de integridad” del gobierno ucraniano, declaró su fe “en la victoria de Rusia y que ayudará a los eslavos”, así como su creencia de que “Putin liderará a las naciones oprimidas por el sionismo”, como “Ucrania, cuyos ciudadanos no tienen ni idea de que están controlados por los judíos” y que rezaba para que Rusia “ayude a Polonia a liberarse de sus opresores”.
Durante el juicio, la acusada se declaró no culpable y justificó sus actos por el hecho de “ser madre de dos chicos”, uno de ellos discapacitado, a los que crio por sí sola, y temió por su suerte en caso de estallar una guerra que afectase a Polonia.
Interrogada por el magistrado, la maestra de primaria, que combina su trabajo con la gestión de bienes raíces, se mostró incapaz de explicar el significado de algunos de los textos que publicó y que dijo no recordar ni reconocer.
Asimismo, contó cómo pasó una temporada trabajando como voluntaria en la India, en una misión de caridad, y que en esa ocasión también escribía “no con la mente, sino con el corazón” y fue criticada por ello.
El juez encargado del caso, Artur Kosmala, ha pedido a un equipo de dos psiquiatras que examinen a Marzena T antes de emitir una sentencia en una fecha próxima.
EFE