Marco Rubio: Cuidado, presidente Joe Biden, Gustavo Petro es un agente del caos

Marco Rubio: Cuidado, presidente Joe Biden, Gustavo Petro es un agente del caos

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, habla en la sede de la Organización de los Estados Americanos en Washington, DC, el 19 de abril de 2023. (Foto de Brendan Smialowski / AFP)

 

Gustavo Petro, cuando era candidato, se presentó como un reformista populista prometiendo a los colombianos un “gobierno de esperanza”. Gustavo Petro, como presidente, quien hablará con el presidente Joe Biden en la Casa Blanca este jueves –si es que puede llegar a tiempo a dicha reunión– llega a Estados Unidos como un agente del caos.

Por Marco Rubio





El ejemplo más obvio y atroz de esto está reflejado en las “conversaciones de paz” de Petro. Por décadas, Colombia ha sido víctima de los estallidos violentos de grupos rebeldes como el Eln y las Farc. En los últimos meses, Petro ha buscado poner fin a la violencia a través de negociaciones, incluso con sádicos cárteles criminales de la droga como el Clan del Golfo, que nunca han mostrado un interés verdadero en las conversaciones. El objetivo aparente de Petro es la “paz total”, pero solo está sembrando desastre, no solo en Colombia, sino también en toda nuestra región.

Caso en cuestión: el Eln continúa atacando al gobierno colombiano, con total desprecio por las negociaciones de paz y el pueblo colombiano. A finales del mes pasado, la guerrilla asesinó a nueve soldados. Otro ataque acaba de ocurrir esta semana. Estos son los mercenarios a quien Petro quiere apaciguar, incluso hasta el punto de retroceder sobre el antiguo acuerdo de extradición de Colombia con Estados Unidos, es una realidad terrible pero es lo que sucede cuando alguien negocia con terroristas desde una posición de debilidad.

Es también lo que sucede cuando cooperas con tiranos de la región. Desde su elección, Petro ha sido uno de los principales defensores del “compromiso” con el narco-dictador Nicolás Maduro, de Venezuela, y el títere Miguel Díaz-Canel, en Cuba. La razón es obvia: la agenda de Petro es que ambos regímenes usen su influencia sobre el Eln a favor de Colombia.

Petro debe estar aún más irracional al querer mediar las negociaciones entre el narco-régimen de Venezuela y los miembros de la oposición venezolana. Prácticamente todos los demás países del mundo, incluyendo la Santa Sede y Suiza, saben que Maduro no hará concesiones y solo utiliza las conversaciones para ganar tiempo mientras fortalece su control autoritario. Sin embargo, Petro está emocionado de “construir una hoja de ruta” para “reabrir caminos”. Es absurdo e ingenuo.

La cereza del pastel es que Petro también se ha unido a las filas de las voces pro-China de nuestra región. En febrero, su ministro de Relaciones Exteriores llegó incluso a emitir un comunicado para que los funcionarios colombianos rechacen el contacto con Taiwán.

Esto no es positivo para EE. UU., que necesita el apoyo de nuestros aliados para equilibrar la creciente coalición en apoyo a Pekín en nuestra región. Pero también esto es malo para los colombianos, quienes se arrepentirán de cualquier vínculo que establezcan con el Partido Comunista Chino, el cual busca exclusivamente su propio interés.

El presidente Biden debe recordar todo esto en la reunión de este jueves con Petro. Cuando hablen de cooperación en materia de seguridad y antinarcóticos, debería presionar al presidente colombiano para que reconsidere restablecer sus fallidas conversaciones de paz. Cuando hablen de valores democráticos y sobre derechos humanos, debería mencionar el apaciguamiento de Petro a Maduro, Díaz-Canel y Xi Jinping.

Sobre todo, el presidente Biden no debe ceder ante ninguna de las demandas de Petro, como su solicitud de suspender el acuerdo de extradición de Colombia con EE. UU., o un incierto y nocivo acuerdo climático. Tanto los estadounidenses como los colombianos merecen algo mejor.

Este artículo de opinión se publicó originalmente en EL TIEMPO