Charles Bronson: fue minero a los 11, una estrella después de los 50 y cómo construyó su fama de hombre duro

Charles Bronson: fue minero a los 11, una estrella después de los 50 y cómo construyó su fama de hombre duro

Charles Bronson en El Vengador Anónimo, la película que lo convirtió en un ícono del cine súper violento de acción de los setenta. Después de una infancia difícil, de haber combatido en la Segunda Guerra Mundial, se transformó en una estrella de Hollywood.

 

Fue uno de los héroes del cine de acción de los setenta. El que protagonizó las películas más violentas de la década más violenta. Muchos de las estrellas que lo sucedieron tomaron su impronta: la falta de gestos, las emociones restringidas, las muertes por doquier. Debió trabajar desde muy chico, fue un héroe de guerra derribando varios aviones enemigos y después de una infancia y una juventud durísimas decidió dedicarse a la actuación. Parecía que estaba condenado al rol de partenaire, a ser un sólido actor secundario hasta que su suerte cambió en Europa. El llamado de Alain Delon y después Érase una vez en el Oeste lo consagraron en el Viejo Continente. El triunfo en Estados Unidos llegó un par de años después y duró buena parte de los setenta. El éxito le llegó tardío, casi de manera inesperada, cuando ya había abandonado la idea. El Vengador Anónimo se convirtió en un modelo a seguir por el cine de esos años, y él y su fama hicieron escuela. Su imagen de hombre duro, hosco, de trato difícil la trasladó de la pantalla a su relación con el periodismo.

Por infobae.com





El más duro entre los duros de Hollywood

Charles Dennis Buchinsky nació en 1921 en una zona muy pobre de Pennsylvania. Sus padres eran de origen lituano. No tuvo infancia. Fue el décimo primero de quince hermanos. No todas las noches podían comer. El padre, minero, murió muy joven. Charles comenzó a trabajar en la mina a los 11 años; hacía dos que fumaba. Esa labor ni siquiera le aseguraba un plato caliente de comida a él o sus hermanas menores: la paga era muy baja y el maltrato constante. No tenía demasiadas posibilidades: o se quebraba y se abandonaba al hambre y la miseria, o se endurecía. Él y todos sus hermanos varones estaban rapados a cero y las mujeres de la familia llevaban el pelo bien corto: era la única manera que tenían de evitar los piojos. Como pudo siguió estudiando aunque eso significara que alguna vez haya tenido que ir al colegio con un vestido de una de sus hermanas mayores: era la única prenda disponible en la casa en condiciones de ser usada, sin agujeros ni manchas imposibles de sacar. No le importaban las posibles burlas; se había puesto un objetivo y lo iba a cumplir. Fue el primer miembro de su familia que logró terminar el colegio.

Después se alistó para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Ni siquiera la vida en la mina, aunque muy áspera y difícil, lo había preparado para el campo de batalla, atroz e inhumano. Pero de nuevo, aguantó. Fue artillero en una veintena de batallas aéreas en el Pacífico. Derribó varios aviones japoneses. Tras el fin de la Segunda Guerra fue condecorado con el Corazón Púrpura por su actuación en combate.

Después de la Guerra, al volver al continente, quiso estudiar actuación. Mientras tanto trabajó de lo que pudo. En una verdulería, limpió restaurantes, pintó casas. Logró convencer a una troupe de teatro de que le permitieran pintar sus escenografías y telones. Lo integraron a la gira para montar el show en cada pueblo y ciudad a la que arribaban. Consiguió también que lo dejaran hacer pequeños papeles. Ese fue su debut autoral.

El primer papel en cine lo obtuvo gracias a una habilidad por lo general menospreciada: fue el único de los que se presentó al casting que podía eructar a demanda y eso era ideal para el papel de soldado recio y sin demasiada educación que debía interpretar en You’re In The Navy Now.

El apellido artístico se lo cambió el senador Joe McCarthy. Ante la persecución a los actores y demás miembros de Hollywood con simpatías comunistas, el representante le explicó a Charles que no parecía demasiado conveniente utilizar un apellido originario de Europa Oriental. No les importó que ya hubiera actuado en varias películas con su verdadero nombre. Charles aceptó. Ahora le quedaba el trabajo de encontrar un buen apellido. Esa misma tarde mientras un jovencísimo Steve McQueen (otro duro), lo llevaba en auto, al cruzar una avenida clavó los frenos y le señaló el cartel que identificaba la calle: “¡Bronson!”, gritó Steve McQueen, “Eso es: un nombre perfecto: Charles Bronson”. A partir de ese momento forjó una nueva identidad aunque el camino al éxito seguía siendo escarpado, pedregoso, repleto de obstáculos que parecía que él nunca podría sortear.

Durante la década del cincuenta obtuvo varios papeles menores en películas y series de televisión. Hasta llegó a encabezar un programa. En la década siguiente participó en películas que fueron un suceso de público y de crítica. Los Siete Magníficos (esa adaptación en clave western de Los Siete Samurais, de Kurosawa), El Gran Escape y Doce del Patíbulo fueron las más destacadas.

En 1968 llegó el despegue. Aunque en Estados Unidos tardarían un buen tiempo en reconocerlo. Alain Delon, un antiguo fan suyo, cautivado por esa cara marmórea, por la mirada recia, por esa actuación minimalista, de gestos breves, lo convocó para que coprotagonizara Adiós al Amigo junto a él. La película fue un éxito colosal en Francia y en Europa. Al poco tiempo el que lo convocó fue Sergio Leone. El director italiano, años antes, había querido que fuera su actor principal en Un Puñado de Dólares pero Bronson lo rechazó y el papel fue para Clint Eastwood. Esta vez aceptó y participó de un clásico: Érase una vez en el Oeste.

En pocos años encadenó varios éxitos en Italia y Francia. Pero también varios en Estados Unidos. Siempre eran películas de temática violenta, con mucha acción. Westerns, thrillers y policiales.

A partir de 1972 realizó una serie de proyectos con el director Michael Winner. Películas directas, fuertes, sin mayor ambición que impactar al espectador. Chato´s LandThe Mechanic The Stone´s Killer fueron grandes sucesos. Charles Bronson se había convertido en uno de los actores más taquilleros del mundo. Y eso, naturalmente, tenía el correlato en su cachet. El que a los 10 años trabajaba en una mina por un dólar a la semana, ahora ganaba 1 millón de dólares por película. En un caso absolutamente inusual, adquirió el status de súper estrella después de los cincuenta años, cuando nadie, ni los productores, ni el público, ni los especialistas, ni él mismo, lo esperaban.

Y todavía faltaba lo mejor, o al menos la que más repercusión tuvo. En 1974 se estrenó El Vengador Anónimo (Death Wish) que significó su consagración definitiva con el público.

Cuando el director Michael Winner decidió hacer El Vengador Anónimo (Death Wish) buscó para el protagónico un nombre conocido, alguien que pudiera dar una imagen de paz y tranquilidad para que el impacto de su transformación en ese hombre lleno de odio y fiereza fuera más impactante. La primera propuesta se la realizó a Henry Fonda. La leyenda de Hollywood ni siquiera escuchó la oferta económica. Le dijo que el guión y la historia eran repulsivos, que no contaran con él. El siguiente candidato fue Charles Bronson que respondió de inmediato: “Me gustaría mucho hacerlo”. Winner le preguntó: “¿La película?”.

— No, me refería a matar delincuentes. Me encantaría- respondió el actor.

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