William Anseume: Otra canallada para con el trabajador

William Anseume: Otra canallada para con el trabajador

Las expectativas no eran nada halagüeñas. El haber provocado más sanciones, o la vuelta de algunas de ellas, por negarse a cumplir los acuerdos internacionales, le dieron pie al régimen de Nicolás Maduro para volver a engañar a trabajadores, pensionados y jubilados. No sólo de la administración pública, por los efectos indudables que en la empresa privada causan las decisiones; si no, pregúntenle a esta Fedecámaras entregada.

La acción es eliminar para siempre el concepto de sueldos y salarios, para ampliar la dependencia directa de quienes están al mando. Indudable pensamiento maquiavélico en pro de la dominación en la víspera de las elecciones. Los bonos son un enganche directo. Igualador. Da igual ser un maestro que un vendedor de refrescos en una cantina. Se acaba también así la meritocracia, el valor del esfuerzo, de la formación, del conocimiento, de la experiencia; en definitiva, el valor del trabajo y del trabajador.

Las sanciones, que no son provocadas ni producidas por quienes trabajan, por quienes se jubilaron o por quienes están pensionados, son la excusa perfecta, el escudo con el cual se protege el régimen de la defensa natural de quienes protestamos el incumplimiento de acuerdos nacionales también: Constitución, leyes, DDHH, son saltados olímpicamente, despreciados, por el régimen que azota a diario con hambre y precariedad a los trabajadores. Sin sueldos ni salario, sin protección social, quienes trabajan están preteridos del ordenamiento jurídico, de los acuerdos sociales. Maduro humilla una vez más a los trabajadores venezolanos. Vamos para tres años sin aumento de sueldos.





No sólo eso. Los vuelve a engañar. Como engañó vilmente a los jubilados, ofreciéndoles hace años un bono especial que nunca les entregó. Ahora anuncia una nueva esperanza de recuperación económica que solo alardea en su mente perversa y la de los suyos. Ofrece que habrá ajustes permanentes en la medida que avance el año de la nuevamente ofrecida vislumbre de mejora. Esperó el primero de mayo por dos razones: la situación electoral, tal como lo imaginé y expuse desde el año pasado y en la idea de que las sanciones tenían que volver como fuera, debido a su empeño en permanecer a juro en el poder, desconociendo cuanto acuerdo hay, incluyendo los generados en el Foro de Diálogo Social, promovido inútilmente por la OIT.

Pero los trabajadores no están lelos. Los jubilados y pensionados tampoco. No van a respaldar con sus votos a quienes los han venido sepultando en el olvido social más prolongado y lesivo. Saben quiénes acabaron con sus conquistas de hace tantos años, conocen muy bien las razones que alientan a paralizar el trabajo como fuente digna de la vida social, por un canalla interés político infame. En tal sentido, la pela que le van a dar los trabajadores a Maduro, respaldando con su voto, convocando a él y cuidando de esas opiniones manifestadas en las elecciones, le darán el más contundente voto castigo que haya habido en la historia de Venezuela. El trabajador se irá por la unidad y por su respaldo irrestricti a quien la representa: Edmundo González Urrutia. Será imposible ocultar esa respuesta a la infame canallada de ayer, esa respuesta precisa a estos luengos años de oprobio, de precariedad, de sometimiento al hambre.